La palabra catequesis viene del griego katejein: hacer resonar, instruir, enseñar oralmente. «Consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe» (DP, 977); busca el desarrollo de la fe incipiente, fruto del primer anuncio, capacitando básicamente a los cristianos para entender, celebrar y vivir el Evangelio del Reino» (Episcopado Español, La catequesis de la comunidad, 1983, 34). «Las condiciones actuales hacen cada día más urgente la acción catequética bajo la modalidad de un catecumenado, para un gran número de jóvenes y adultos» (EN, 44). La catequesis debe ser una de las tareas prioritarias de la pastoral de la Iglesia. En la medida que sea intensificada, se consolidará la vida interna de la comunidad de creyentes y su impulso misionero (CT, 15).
El fin último de la catequesis, como parte de la misión profética de la Iglesia, es conducir a la madurez integral de la fe. Dicha madurez no se logra sólo mediante un curso intensivo de catequesis o en una sola etapa de la vida; es indispensable un proceso gradual y sistemático, por eso, «nuestra catequesis ha de tener un itinerario continuado que abarque desde la infancia hasta la edad adulta, utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación» (SD, 49). También es necesario armonizar la catequesis ordenada y sistemática con la catequesis ocasional de los diferentes momentos celebrativos y dolorosos de la vida personal, familiar, parroquial, eclesial y social.
La catequesis debe estar en armonía con las demás formas de pastoral de la Iglesia. Por una parte, la catequesis debe iniciar a la vida de oración personal, litúrgica, comunitaria, misionera y de compromiso social; por eso, es muy importante atender a las dimensiones kerigmática, litúrgica, comunitaria, misionera, social y vocacional de la catequesis (SD, 49-50.80). Por otra parte, las demás acciones pastorales de la Iglesia, bien realizadas, son una verdadera catequesis en cuanto favorecen la profundización viva de la fe (CIC, 6). No podríamos tener madurez cristiana individual y comunitaria sin la catequesis, ni una buena catequesis sin las demás tareas de la pastoral.
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