Cáritas Diocesana
Grupos de Desarrollo Humano
Grupos de Desarrollo Humano (GDH)
Creado para contribuir al desarrollo integral de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en riesgo de exclusión social, para que sean agentes transformadores de su realidad. Extendido por las once diócesis del país, beneficia a más de 8 300 personas provenientes de familias frágiles o disfuncionales (hogares monoparentales, con situación socio-económica precaria, con miembros envueltos en situaciones de alcoholismo, prostitución, drogas…) y a niños con problemas de conductas, dificultades en el aprendizaje, que asumen responsabilidades que no están acordes con su edad, entre otras situaciones de riesgo.
Cerca de 500 voluntarios trabajan en este programa que busca potenciar en su grupo meta los valores humanos, hábitos saludables y acordes a su edad, habilidades sociales y un cambio favorable de actitudes.
También se busca promover en la comunidad la sensibilidad, responsabilidad y atención para con este grupo tan sensible, a la vez que se ofrecen espacios de intercambio y reflexión a las familias, de manera que logren concientizar y ejercer su función social.
Dentro de las acciones del programa se encuentra la realización de talleres de manualidades y habilidades; de actividades lúdicas, deportivas o relativas a manifestaciones artísticas; la enseñanza de computación; los repasos escolares; servicios de biblioteca y guardería; talleres de formación en valores; escuelas de padres; entre otras.
Como otra línea perenne de acción, se forma y capacita sistemáticamente al voluntariado que interviene directamente con el grupo meta para potenciar la eficacia y eficiencia en el servicio.
Programa «Aprendiendo a Crecer»
Creado para acompañar a las personas con discapacidad y a sus familiares. Atiende a discapacitados físicos, mentales o de ambos tipos, en distintos grados de afectación (Síndrome Down; Trastornos del Espectro Autista [TEA]; Síndrome Prader-Willi; Parálisis Cerebral; Discapacidades físico-motoras y otras discapacidades).
El programa persigue favorecer el desarrollo de estilos de vida independiente y la inclusión social de estas personas y sus familias; que ellos reconozcan y se les reconozca públicamente su dignidad, que puedan desarrollar a plenitud sus potencialidades y capacidades creativas, que alcancen su realización personal y una salud emocional óptima.
Aprendiendo a Crecer trabaja mediante variadas intervenciones psicosociales, educativas y recreativas, con cuatro grupos de actores fundamentales.
Con el grupo principal, las personas con discapacidad, se realizan talleres para el desarrollo de habilidades para la vida independiente (manualidades, culinaria, cuidado y aseo personal, domésticas, relaciones sociales, lecto-escritura, funcionamiento social, computación y manifestaciones artísticas como artes plásticas, danza, música y teatro).
Con los familiares se realizan encuentros formativos y recreativos, y talleres fundamentalmente de artesanía y manualidades.
Con la comunidad se interactúa mediante presentaciones públicas y exposiciones de los resultados de los talleres que llevan a cabo los beneficiarios, de manera que puedan apreciar su potencial emotivo, creativo, humano. También se les socializan publicaciones para que amplíen su conocimiento acerca de las distintas discapacidades y se convocan a concursos públicos para motivar el diálogo.
El cuarto grupo de actores, vital para este programa, es el voluntariado: una amplia red de cristianos o sencillamente amigos de la iglesia católica que ofrecen su tiempo y servicios gratuitamente para llevar a cabo las múltiples acciones de GDH. Con ellos, el programa realiza anualmente encuentros de formación y actualización de los saberes, ofreciéndoles la preparación, los conocimientos técnicos necesarios para brindar una ayuda efectiva a los beneficiarios.
Programa de Personas Mayores
Creado a principios de la década del 90 en Cuba como una alternativa de ayuda ante las crecientes necesidades de las personas mayores de 60 años que se encontraban en situaciones críticas. Actualmente este grupo vulnerable sobrepasa el 20 % de la población total, índice que resalta como uno de los mayores en América Latina.
Durante los primeros años, las acciones del Programa de Personas Mayores (PPM) fueron básicamente de asistencia a los ancianos identificados en el entorno parroquial, con servicios de entrega de alimentos y productos de higiene personal. A partir de 1996, comienza el tránsito hacia un enfoque más promocional, buscando el empoderamiento de los beneficiarios a partir de una más activa participación en la gestión directa de las actividades y servicios del programa, y a través de un proceso de capacitación del voluntariado.
Hoy, el programa se encuentra estructurado en todas las diócesis del país y contempla varias acciones desde el punto de vista promocional y asistencial, armonizadas de forma tal que permitan a la persona mayor sentirse digna, respetada y amada, así como mantenerse integrada en el seno de la sociedad.
Entre las líneas fundamentales de trabajo del programa se encuentran: los servicios para ancianos en situaciones de extrema pobreza (como los de alimentación a través de servicios de comedores o de envío de raciones de alimento a los hogares, los servicios de lavandería…); las actividades productivas y grupos culturales, de recreación y espiritualidad; la capacitación gerontológica (que comprende los cursos de animador sociocultural y de cuidador de ancianos; talleres sobre maltrato, autocuidado, relaciones intergeneracionales, protección y protagonismo, etc.) y la labor de sensibilización de la comunidad civil y religiosa a través de plegables, folletos, libros y un Boletín electrónico.
Casi 30 mil ancianos son beneficiados por este programa en toda Cuba, en cada una de las once diócesis del país. Para ello Cáritas cuenta con el apoyo invaluable de una red de voluntarios de más de 3 000 personas. El de Adultos Mayores es el programa insignia de Cáritas Cuba, el de más longeva tradición y mayor alcance.
En la actualidad nos ayudan y acompañan en el Programa: Cáritas Española, Cáritas Alemana, Catholic Relief Services (CRS), Misereor y Amigos de Cáritas Cuba. Las comunidades y el voluntariado realizan un considerable aporte propio para el funcionamiento del Programa.
Desde el año 2004 Cáritas Cuba forma parte del Programa Regional Cáritas Trabajo Social a favor de las personas adultas mayores en América Latina y el Caribe junto a otras Cáritas y organizaciones afines de Chile, Perú, México, Bolivia, Panamá y Brasil.
Respuesta al VIH/SIDA
Su labor consiste en acompañar a las personas que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH/sida), de modo grupal e individual; y a sus familiares y amigos.
Busca que los beneficiarios incorporen el autocuidado y cuidado colectivo a sus dinámicas de vida; que mejoren su estado emocional y crezcan en valores y espiritualidad; que se desarrollen en armonía con su contexto sociocultural y estabilicen su estado de salud.
Igualmente aspira a lograr un impacto social, a través de actividades públicas, para contribuir a la reducción del estigma y la discriminación respecto a la enfermedad y que las nuevas generaciones asuman conductas sexuales responsables para ayudar a detener la epidemia.
La línea de acción principal es el acompañamiento, que se realiza fundamentalmente a través de un Grupo de Ayuda Mutua, que funciona en la S. I. Catedral y cuenta con unos 15 beneficiarios. La frecuencia de reunión es de una vez al mes, las personas seropositivas y sus acompañantes encuentran en estos espacios de terapia grupal respeto, confidencialidad, amor, seguridad y respaldo, atención incondicional, humanidad y un sentido de colectivo fraterno.
También en años anteriores se ha trabajado una línea paralela de prevención, dirigida fundamentalmente a adolescentes y jóvenes de la comunidad católica, entre quienes se ha tratado de promover valores que apunten a una sexualidad responsable, para que los pongan en práctica en su actuar diario y lo compartan con sus amigos y personas más cercanas. Las acciones fundamentales son charlas o intercambios en las propias comunidades, parroquias, etc.
Para garantizar el servicio que se brinda, se participa en una capacitación anual por medio de un taller nacional, dirigido a los miembros de las estructuras diocesanas del programa, donde se comparten temas de espiritualidad, crecimiento humano, acompañamiento y cuidado, prevención, entre otros.
Respuesta a Emergencias y Ayuda Humanitaria
Desde los años noventa, en que fue fundada, y hasta la fecha, Cáritas Ciego de Ávila ha participado en la totalidad de las emergencias provocadas por fenómenos meteorológicos y en ocasiones por fenómenos provocados por el hombre, como los incendios. Las intervenciones humanitarias de la institución constan, por lo general, de dos etapas: la primera que responde a las necesidades básicas de las personas y familias damnificadas (abastecimiento de agua, alimentos y asistencia de primera necesidad) y la segunda, mucho más prolongada, que persigue la rehabilitación y la reconstrucción de los hogares y el entorno afectado.
En los últimos años se han incrementado las intervenciones de Cáritas ante situaciones de emergencias por desastres naturales; sólo cuando sufrimos los azotes del Huracán Irma, fueron beneficiadas más de 3000 familias en el territorio diocesano, fundamentalmente en la parte norte que fue la más afectada y durante la actual pandemia de COVID- 19 alrededor de otras mil familias han sido beneficiadas. Nuestro trabajo aspira a que las personas a quienes acompañamos logren prevenir, mitigar y enfrentar los desastres naturales y sus efectos de forma efectiva y oportuna. Para ello trabajamos siguiendo el protocolo de nuestro plan de emergencias, que reúne las experiencias acumuladas por años y los aprendizajes adquiridos gracias a la cooperación fraterna con las demás Cáritas diocesanas en Cuba así como Cáritas de la Región América Latina y El Caribe. Estas intervenciones han sido propiamente solo por parte de Cáritas ó en ocasiones en coordinación con las autoridades civiles, uniendo esfuerzos para mitigar las necesidades de las personas.
Desde nuestra oficina también recibimos y acompañamos a personas en situaciones de sufrimiento por disímiles causas, las que requieren una escucha personalizada para la implementación de acciones como: apoyo para diligenciar soluciones ante las circunstancias en que se encuentran, asesoría legal, acompañamiento, etc.
Formación General
Para poder alcanzar los cambios deseados en el bienestar de las personas y su entorno social y ambiental se requiere de una organización sólida que desarrolle y busque constantemente el equilibrio de cuatro perspectivas claves: la de los grupos de interés, la financiera, la de los procesos y la de desarrollo personal y organizacional.
Esta última perspectiva constituye la base del funcionamiento de nuestra institución y está enfocada en el aprendizaje continuo y la innovación, tanto a nivel personal como organizacional. Para alcanzarla es necesario cuidar la identidad, espiritualidad, comunicación interpersonal, interinstitucional y con otros actores, de manera que las personas que trabajan y colaboran a diferentes niveles con Cáritas logren su realización y satisfacción personal y grupal, y apliquen capacidades y conocimientos adquiridos para el buen desempeño de sus roles en beneficio de las personas a las que prestan sus servicios. El modo de llegar al voluntariado, más de 100 en la diócesis, es por medio de cursos, talleres, encuentros de intercambio de experiencias, los mismos se realizan a nivel diocesano o a nivel de parroquias y/o comunidades, según las necesidades formativas de cada cual.