Como todo ser humano, Jesús tuvo miedo del dolor y el sufrimiento que libremente había aceptado, y es lógico que ante la muerte en la Cruz sintiera temor, pero ¿Por qué tuvo Jesús que redimirnos precisamente en la Cruz?

La Cruz, en la que Jesús inocente fue ajusticiado cruelmente, es el lugar de la máxima humillación y abandono. Cristo, nuestro Redentor, eligió la Cruz para cargar con la culpa del mundo y sufrir el dolor del mundo. De este modo, mediante su amor perfecto, ha conducido de nuevo el mundo a Dios.

Dios no nos podía mostrar su amor de un modo más penetrante que dejándose clavar en la Cruz en la persona del Hijo. La cruz era el instrumento de ejecución más vergonzoso y más cruel de la Antigüedad.

Los ciudadanos romanos no podían ser crucificados por grandes que hubieran sido sus culpas. De este modo Dios penetra en lo más profundo del dolor humano. Desde entonces ya nadie puede decir que Dios no conoce sus sufrimientos.

 

En resumen:

  1. Cristo eligió la Cruz para cargar con la culpa del mundo y sufrir el dolor del mundo.
  2. Dios no nos podía mostrar su amor de un modo más penetrante que dejándose clavar en la Cruz en la persona del Hijo.
  3. Desde que Jesús murió en la Cruz, nadie puede decir que Dios no conoce sus sufrimientos.