La pastoral vocacional es una tarea de todos los bautizados porque nuestra misión como Iglesia es la continuación de Jesucristo. Nuestra vocación se enfoca en la evangelización. Los sacerdotes, religiosos, diáconos permanentes, matrimonio o los célibes tienen como misión común el anuncio del Reino y las promesas de Cristo.
Vocación significa llamado de Dios al ser humano, por ello la pastoral vocacional tiene como objetivo: ayudar a cada cristiano a descubrir el llamado particular que Dios le hace en su vida. Esta pastoral se concentra mucho en formar la conciencia de las personas y acompañarles para que puedan responder al plan de Dios. Ayuda a hacernos conscientes, en primer lugar, de que Dios nos pide escucharlo y vivir en una relación permanente de fe con Él.
Una llamada universal
Hay una llamada universal, la que decimos llamada a la santidad, llamándonos a escucharlo y a estar con Él cómo hijos suyos. Es universal porque empezamos a responder cuando nos bautizamos, creyendo en Él y aceptando ser guiados por sus mandamientos. Además, Dios nos llama a una forma de vida particular. A algunas personas a seguir a su Hijo como colaboradores más cercanos. De ese llamado más específico y radical imitando a Jesucristo tenemos la vocación a la vida consagrada como religiosos y la vida sacerdotal. Otros, los diáconos permanentes, los laicos comprometidos y los matrimonios están llamados a consagrarse desde su misión en el mundo.
Jesucristo fue enviado por su Padre al mundo para salvarlo. Ese fue su llamado, su vocación. Cristo decía claramente que no había venido por cuenta propia, sino enviado por su Padre Celestial, y lo suyo era cumplir su voluntad (Cf. Jn 6,38). Esta vocación de Jesús de salvar el mundo se resume en el anuncio del Reino y se concreta con su muerte y resurrección. Para prolongar esta misión, llamó a su vez a los apóstoles como sus colaboradores. Fueron ellos los primeros miembros de la Iglesia que fundó por medio del Espíritu Santo, cuya misión, vocación, sería dar testimonio del amor y salvación de Dios para todos los hombres.
La oración es parte central de la pastoral vocacional. La oración es el encuentro con quien nos llama y por medio de ella descubrimos o sostenemos el don específico que Dios nos quiere regalar. A su vez, como comunidad debemos rogar al dueño de la viña para que envíe obreros a sus mies (cf. Mt. 9, 3;8). Todos necesitamos orar convencidos de la gran necesidad de responder al llamado de Dios, vivir nuestra vocación propia siendo fiel cada día más a esa llamada y dando testimonio, trabajando en la promoción de las vocaciones. Es importante propiciar en nuestras comunidades ambientes favorables para los que están en momentos de discernimiento y colaborar económicamente con la Iglesia y el seminario en la formación de los sacerdotes.
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